Sobre la
antigüedad del boxeo, las opiniones son dispares. Generalmente, su origen se
atribuye a los griegos e incluso se les concede honores en su mitología. El
mismo Homero, en La Ilíada, nos habla
de este deporte apasionante. Otro historiador griego asegura que el inventor
del pugilato fue Teseo, hijo de Ageo. Y aunque no deja de ser un héroe
mitológico, cuenta -según su autor-, no sólo con una victoria sobre el
Minotauro, sino con innumerables hazañas que le acreditaron como el precursor
del boxeo. ¿Qué tan antiguo es el boxeo?, la raíz del ahora llamado noble arte
habría que buscarla en los primeros pobladores de la Tierra: los hombres
prehistóricos. Queremos decir que de una forma instintiva, cuando no tenían sus
rudimentarias a mano, debieron agredirse y defenderse a golpes, hasta
aniquilarse e imponer la ley del más fuerte. Lo cual induce a creer que el
pugilismo surgió sobre la corteza de nuestro planeta al propio tiempo que el
hombre.
Uno de los
más famosos pugilistas de aquellos tiempos fue Teagenes, de Tasos. Su historial era impresionante. Nada menos que
conquistó el laurel de la victoria en 1.500 ocasiones durante su agitada vida
de peleador. Se cuenta que tomó parte en varios torneos olímpicos y siempre
salió victorioso. Los inmensos coliseos de Roma albergaban miles y miles de
espectadores. Y es la historia de la Ciudad Eterna donde se recuerda que se
reunió el mayor número de personas para presenciar un combate entre dos
gladiadores que pelearon con “cestos” de pinchos hasta que uno de ellos quedó
muerto. La cifra superó los 350.000 espectadores, y se dice que uno de los más
apasionados por el combate fue el propio emperador. Luego, cuando las legiones
romanas se extendieron por el continente fueron los introductores de este
deporte, cuyos procedimientos resultaban francamente salvajes. (José Canalis, Los Deportes, Librería Editorial Argos
S. A., Barcelona, 1967)
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