El boxeo fue prohibido en
Buenos Aires después de un festival
celebrado en el Teatro Doria, el 9
de septiembre de 1892. El combate fue calificado como una típica representación
del “salvajismo”, se tomó tal
determinación. En agosto de 1907 el Intendente
Municipal, don Enrique Frías, lo
autorizaría oficialmente de nuevo. Pero los boxeadores, que “no saben hacer otra cosa” decían, no
permanecían ociosos. A escondida de la
policía, o con la complicidad de ésta, se ofrecían combates en fincas aledañas
a la Capital Federal. Sobre este
espacio de tres lustros existe un interesante capítulo histórico sobre el
boxeo.
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