jueves, 29 de marzo de 2012

Campeonatos de los barrios


  Si hubo un torneo de boxeo que siempre contó con la masiva adhesión popular, fueron los recordados Campeonatos de los Barrios, organizados por diario El Tribuno desde 1964 hasta la fecha. Bien publicitado en sus páginas de deporte, desfilaron multitudes por sus diferentes ediciones celebradas en el desaparecido Salta Club y el Delmi. Por supuesto, los mismos dejaron un venero inagotable de anécdotas. En la última edición realizada en el Delmi, la changada de Campo Quijano trajo “su pollo”, un mediano de apellido Espinosa, “bolita” él. Como siempre, nunca faltaban los “comedidos” o “entrometidos” de siempre, para estos casos. El personaje de marras era un entusiasta “puntero” de una barriada vecina, cuya actividad había quedado vacante por haber sido eliminados todos sus pupilos. Pero él, tenía que mostrarse en un rincón, encontrando siempre la oportunidad de “figurar” como un miembro prominente de la colonia boxística barrial. Esta vez “pescó” a los “quijanenses” para ofrecerles sus experimentados servicios, y en la esquina “roja” del “bolita” logró aparecer una vez más, para satisfacer su “ego”, la que sería también la última. En un momento bajó la pequeña escalera y si dirigió a la mesa al costado del ring donde me encontraba yo junto al anunciador, que no era otro que José Alejandro Rivera, popularmente conocido como “Mortadela”. El “comedido” me encaró, pidiéndome que a su pupilo lo anunciara como “Rocky”, en clara alusión a Stallone, astro del boxeo en las pantallas cinematográficas en esos momentos y que aun siendo pura ficción, todos querían emular sus doradas hazañas sobre el ring. Dio las gracias y retornó al rincón. Al “bolita” Espinosa no se le veía bien la cara debido al cabezal negro que se la cubría. Espinosa esperaba nervioso, chocando sus guantes como si aplaudiera, esperando el momento de su presentación. Y éste llegó y cuando ello se produjo, el “bolita” Espinosa giró sobre sí mismo y le clavó una mirada asesina al “comedido”, un morocho menudo que usaba anteojos. La voz del presentador “Mortadela” restalló en el estadio cuando expresó: “en el rincón rojo Juan “Diablada de Oruro” Espinosa. El “comedido” esta vez no usó la escalerita, pegó un atlético salto para desaparecer de la escena y tal vez del estadio. El crédito de Quijano, que llegaba precedido de ser tremendo noqueador, se diluyó y desde la tribuna llegaban voces de aliento: “Pelíalo Diablada, pelíalo, no le tenguí miedo” y expresiones similares.
Pero en el “bolita” no había nada de Rocky, si mucho de Diablada porque cuando le quitaron el protector de la cabeza, realmente no necesitaba ponerse las escalofriantes máscaras que portan los miembros de la “Real Diablada”. Y así pasó a la historia de los recuerdos para olvidar el mentado crédito de Quijano, que se ganaba la vida como ayudante mecánico, pero los changos lo “engancharon” porque el orureño era “fisicudo y fuerte”, y le hicieron creer con que eso bastaba para coronarse campeón.

  Mientras esto acontecía, “MortadelaRivera sufría una severa sanción aplicada por la Comisión Municipal de Box, por inconducta deportiva. El popular “MortadelaRivera había iniciado su tránsito profesional en el curso de 1986, obteniendo excelentes resultados. Asomaba como una interesante promesa en el futuro, pero una falla garrafal del promotor de entonces, aceptando éste una pelea con el santafesino Julio César Vázquez (foto), otro iniciado el mismo año. Nadie sabía nada de él, otro error de la promoción, que ignoraba quien era quien en el país. Se informó que era “nuevito”, lo cual era verídico, ay que solo había protagonizado cuatro peleas: 07/06/1986, ganó por puntos seis en el Luna Park, a Antonio M. Chancalay: 04/07/86, GAb.1 a Eusebio Escalante; 08/08/86 GKO2 a José Luis Díaz; 12/09/86 GKO2 a José M. Carabajal, estos tres últimos combates celebrados en Santa Fe, su ciudad natal. El viernes 28 de noviembre del mismo año se presentó en Salta ante otra grande promesa salteña: Alejandro “Mortadela” Rivera. Todos esperaban la victoria de Rivera por fuera de combate, aunque todo culminó en el segundo asalto cuando Vázquez lo noqueó de manera espectacular. Ya en la primera vuelta se preveía el rápido desenlace a favor del visitante. Excelente victoria del santafesino, la cuarta en su campaña antes del límite en cinco actuaciones.
El desfasaje de “mortadela”
  “Mortadela” retornó a la platea bien bañado y perfumado cuando se le acercó alguien y lo “empuó”, diciéndole que el árbitro lo había hecho perder a propósito. El alcahuete le señaló donde estaba sentado el pobre hombre, hacia allí partió y le aplicó un tremendo derechazo, dejándolo nocaut. Injusta agresión y los uniformados procedieron a “encanarlo” como correspondía. Pero la pregunta surgió sola entre los más avezados en estas cuestiones. Todos concluyeron en que “Mortadela” aún estaba bajo los efectos del “nocaut” y comentaron después que recién recuperó la consciencia en la “canaria”, ignorando por completo el hecho protagonizado. La Comisión Municipal de Box actuó de oficio y le aplicó una dura sanción de cuatro años y un mes. Esto significó lisa y llanamente su “retiro” del boxeo. En ese espacio de vacaciones forzadas, colaboraba como anunciador en el Boxeo de los Barrios, y era quien “bautizaba” a los boxeadores participantes como lo hizo con “Diablada de Oruro” Espinosa.
El ascendente Vázquez campeón mundial
  El santafesino enhebró una sensacional serie de 30 combates invicto, hasta que el 13 de junio de 1991 perdió el invicto ante otro gran conocido de los salteños, el negro Verno J. Phillips, por descalificación en el sexto asalto. Se repuso y retomó la senda del triunfo y el 21 de diciembre de 1992, en Ferrocarril Oeste, derrotó por “nocaut” en el primer round al japonés Hitoshi Kamiyama, clasificándose campeón mundial súper de la AMB. Efectuó varias defensas de la corona que el 4 de marzo de 1995, en Atlantic City, perdió por puntos en doce vueltas con Pernell Whitaker, de Estados Unidos. El 16 de diciembre del mismo año venció por KO11 a Carl Daniels, en Filadelfia, recuperando el cinturón AMB. El 21 de agosto de 1996, en su única pelea del año, dejó el título en manos del francés Laurent Boudouani, perdiendo por KOT en el quinto, resignando una vez más su corona en Cannet-Rocheville. En 1997 ganó sus tres compromisos. Al concluir 1997 el ex campeón muestra un notable récord de 59 victorias, con 40 antes del límite y solamente 3 derrotas y ningún empate, totalizando 62 combates. Ha ganado 13 veces en la primera vuelta, marca que ningún pugilista consiguió entre los 20 que fueron campeones mundiales. (NdR: los datos estadísticos fueron tomados del libro “20 CAMPEONES Y UNA LEYENDA”, del reconocido periodista historiador de boxeo Julio Ernesto Vila, escrito en diciembre de 1997, en dos tomos.)
El duro exilio de “Mortadela” Rivera
  El entusiasmo y su pasión por el boxeo mantuvo viva la llama del retorno al ring de “Mortadela” Rivera. Entrenaba duro cuando se dedicaba a hacerlo, pero alternando esta tarea con algunos descansos prolongados, lo que lo fue llenando de grasa. Cumplida la sanción reglamentaria se aprestó a reaparecer ante su público. El 4 de enero de 1991, en el Delmi, volvió a cruzar las cuerdas para enfrentarse al sureño Bruno Godoy (73), lo más “liviano” y asequible que se podía encontrar cuatro años después de su obligado reposo. Rivera con un peso de 73,6 kilogramos, al igual que su contendor, habían entrado a militar ya en la categoría súper mediano. El salteño no era el mismo de sus comienzos y el público pronto se percató de sus limitaciones y de su seguro contraste. Esto culminó en el séptimo round, cuando “Mortadela” Rivera se lesionó el puño derecho, abandonando la pelea ante la evidente inferioridad. El boxeo quedó atrás y “Mortadela”, que era un gran animador de espectáculo, se dedicó a organizar “bailantas” convirtiéndose a la vez en una atracción cuando se introdujo en el rol de “transformista”.

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