“El reciente combate entre púgiles de la
categoría pesados llevó a deportes del Diario de Salta a investigar si en
el pasado nuestra provincia en general fue una plaza activa para esta división.
Ello nos llevó a consultar al periodista e historiador Roberto G. Vitry, un hombre muy conocido por su extensa trayectoria
deportivo–periodística”. Esto nos
manifestó Vitry: “El boxeo profesional en Salta se inició en 1919 bajo la carpa
de un circo, en Alberdi 450. El mendocino radicado en Salta, Julián Vergara Zuloaga, un pesoliviano,
se enfrentó al sargento del ejército José
Luis Larra, mediano neto. Solo
existían por esos años los “desafíos”,
sin importar mayormente los kilos de uno y otro.
“Fue recién el sábado 21 de marzo de 1942, en
el local de la Sociedad Sirio Libanesa, en calle San Martín, cuando
el musculoso porteño Abel Cestac
-que después combatió en Estados Unidos-, se enfrentó a un tal Tomás López “que viajaba en tren”,
mientras Cestac se desplazaba en automóvil, “haciendo tongo los dos por el interior”, como decían en Buenos
Aires. López, un súper centenario en kilos de grasa, era presentado
sucesivamente como peruano, chileno, o de otra nación sudamericana. Cestac, por
su parte, de casi un metro 90, acusaba 105 de pura fibra muscular, sorprendió
al público con una demostración cabal de su estado atlético, al elevarse sobre
las sogas y presentarse así ante el público. Ganó por nocaut en el segundo y
ardió Troya. “El público en general solicitaba la devolución del dinero,
mientras el boletero se encontraba en la tarea de contar el dinero y ante la
presencia agresiva de los que reclamaban su dinero, se dijo “hay que salvá blatita baisano” y en menos de un suspiro, desapareció no dejando
una moneda siquiera ni para la escoba, demostrando así su gran oficio de no
soltar un “beso” o “mango”. Cestac y el boletero fueron las estrellas de la
noche. El público destrozó todo lo que tenía a su alcance, en especial las
sillas, tanto que después la “baisanada” no tenía como sentarse a jugar “loba”
y menos dónde dejar los turbantes. Ello llevó a las autoridades de la Sirio a
expulsar al boxeo de su feudo.
“Desde entonces pasó a Necochea 731, local que fue bautizado con el pomposo nombre de Luna Park, al igual que el de Buenos
Aires. Este nuevo recinto se vistió de gala la noche del sábado 7 de agosto de
1943 cuando se presentó el campeón argentino pesado Alberto Lovell (92,600) -campeón Olímpico en Los Ángeles, 1932-,
quien noqueó en el octavo asalto al tucumano Antonio Francia (84,300). A esto se sumó una exhibición del pesado César Brión, de buena campaña en
Estados Unidos en los años 50, frente a Agustín
Cerroni el 19 de julio de 1952. Este breve panorama corresponde al campo
rentado, pues en aficionados y en el Torneo de los Barrios, siempre hubo
pesados. Los medio pesados si combatieron en Salta, aunque vale la pena
destacar que, en su mayoría y por su estatura, no eran otra cosa que medianos
gordos”.
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