El 18 de septiembre de este
2011, se cumplieron 92 años del primer combate de boxeo realizado en Salta, digamos, entre dos
“profesionales”. Los circos mucho
tuvieron que ver con el desarrollo del pugilismo por aquellos lejanos años, en
nuestro medio, cuando su práctica era desconocida, pero primordialmente porque
se carecía de la persona que “abriera” las puertas al mismo, dándole la
bienvenida: verbigracia, un promotor. El jueves 18 de septiembre de 1919, bajo
la carpa del Circo Romano, de Checa
& Cía., en Alberdi 450, dos hombres con los puños enguantados, el mendocino
Julián Vergara Zuloaga (liviano, 62
kilos), se enfrentaba al sargento Luis
C. Larra (mediano, 72 kilos), el que había llegado a nuestra ciudad con el Regimiento 12 de Caballería, en
diciembre de 1917, en el primer combate entre profesionales y título de campeón salteño en juego. El público,
de parabienes. Desde esa fecha, el boxeo se asentaría definitivamente en Salta,
pese a que ahora, es muy pobre la actividad. Y retornando a los heroicos
tiempos del boxeo salteño, encontramos el anuncio del combate entre el
mendocino Julián Vergara Zuloaga, con “el campeón Luis Limongi”, un aficionado de poca monta, el domingo 29 de junio
de 1919, en el teatro Victoria, el
“viejo”, el “primero”. En realidad, esta fue la primera pelea sobre un ring
ante
el público. Vergara
Zuloaga venció por nocaut en el segundo. El Limongi que se conoció entre
nosotros era médico y se desempeñaba como tal en Embarcación. ¿O éste Luis era su primo o hermano tal vez?, pero lo
que sí es cierto, es que “cobró”
igual. El mendocino Vergara Zuloaga -que era muy respetado a nivel nacional por
haber combatido con José Lectoure, después
propietario del Luna Park-, venció por K.
O. en el quinto asalto al “zumbo” Larra.
Por otra parte, Vergara Zuloaga había instalado la primera academia pública de boxeo en
Salta, en Deán Funes y Caseros pero, ¿en cuál de las dos esquinas? Ya
existía una Peña del Boxeo, la que
funcionaba en los fondos de la confitería Jockey
Bar, Zuviría 62, pero de carácter privado. Vergara Zuloaga se abrió al
pueblo y fue profesor, entre otros, del mismísimo Benjamín Figueroa. Por razones de trabajo debió radicarse en Orán, donde se pierden sus rastros,
previa aparición en Jujuy brindando
una exhibición.
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