¿Conocen el caso de un boxeador que haya perdido dos veces en una misma noche y
ambas por nocaut? Bueno, no es cuestión de apurarse, porque sorbiendo de a
poco, el vino sabe mejor. Y ya hablamos de los motes rimbombantes, originados
en los promotores, verdaderos “bautistas”
del boxeo, junto a los segundos de los “narices chatas”. Victoriano Suárez era un salteño, morocho oscuro, al que le cayó
como anillo al dedo el “pantera”. En
julio de 1927, el viejo teatro Victoria, debía enfrentarse con Miguel Klyver, otro salteño “picante”
de la época. “... El combate tuvo un desenlace inesperado, debido a que los
“materiales” con que fue armado el ring, resultaron demasiado añejos. Antes de
la pelea se procedió a ajustar las cuerdas de los parantes y el poste de la
esquina de Suárez se vino abajo, golpeando en la cabeza y hombro del púgil,
quien cayó de bruces al piso, perdiendo el conocimiento. A raíz de ello, Suárez
sufrió una luxación en el hombro izquierdo. No obstante lo ocurrido, Suárez
inició la pelea y Klyver, que no le perdonó, se hizo una fiesta ganando por
abandono antes de finalizar la vuelta inicial.
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